¿El aprendizaje es algo tan trivial que se puede observar y medir con base en unas simples preguntas a propósito de unos contenidos cualesquiera?
Rotundamente no. La disposición del sujeto para la apropiación de éste así como el contexto socio-afectivo, influyen de forma determinante en la apropiación de conocimientos, cada ser humano es diferente y cada quien tiene diferentes metas educativas que lograr.
La concepción de aprendizaje que versa en la mayoría de los educadores, erróneamente se ha enfocado a ver y evaluar el grado o cúmulo de conocimientos que nuestros alumnos son capaces de captar, muchas veces de forma temporal cuando en el aprendizaje implica más que esto.
Como bien se menciona en el trabajo de Xavier Vargas, “El aprendizaje y el desarrollo de las competencias”, la nueva exigencia educativa consiste en desarrollar competencias y hacerlo a partir de aprendizajes significativos y situados en la realidad, de aquí la importancia de aplicar diagnósticos socio-educativos que nos permitan aterrizar la planeación pedagógica acorde a ésta.
Sabemos que al aprender, “el ser humano se transforma”, y esto es claro bajo cualquier contexto puesto que día a día las personas se apropian de conocimientos que posteriormente integramos a nuestro bagaje intelectual es decir, construimos continua y permanentemente conocimientos a partir de experiencias desde las más cotidianas hasta aquellas que nos exigen la aplicación de esquemas cognitivos complejos.
Así pues, llegamos a lo que muchos autores denominan “aprendizaje significativo” que si bien puede ser todo aquel que se adquiere de forma temporal o efímera, viene a significar un reacomodo en las estructuras cognitivas del individuo, luego entonces adquiere una significación, sin embargo dichos aprendizajes no pueden ser siempre significativos pues habrá que definir condiciones para que así sean como lo menciona Ausubel, de lo contrario cabría inicialmente el razonamiento de estarnos saturando de aprendizajes que no necesariamente sean representativos para satisfacer las necesidades de cada individuo.
Otro aspecto importante a considerar dentro de este contexto de los aprendizajes es ubicar los contenidos dentro de aquellas realidades que permiten la acción y a través de las cuales se pretende desarrollar unas determinadas competencias, lo que se ha denominado “aprendizaje situado”. Se trata de considerar: “1) el interés del estudiante por aprender algo; y 2) las posibilidades reales que tal estudiante tiene para acometer con éxito la tarea de construir un determinado conocimiento”.
Si bien es cierto que los aprendizajes de facto podrían ser inicialmente todos significativos, el situarlos dentro del interés del estudiante garantiza que sí lo sean, de ahí que reconsideremos el hecho de descartar aquellos que no cumplan ciertas “condiciones” o “atributos” para considerarlos de esta forma.
Ahora bien, dentro del contexto de la RIEMS, los aprendizajes representan un factor determinante para la adquisición de competencias, llámense genéricas o disciplinares, las cuales podemos interpretarlas como las capacidades para movilizar saberes “en un contexto determinado, en la acción y con éxito, para satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos” de ahí que se desprenda que "una competencia se reconoce al relacionar de manera adecuada los conocimientos previos con un problema” es decir, las pretensiones de nuestra labor docente deberán enfocarse en propiciar situaciones que contribuyan a la adquisición de competencias, pero para lograrlo debemos considerar múltiples factores que nos permitan alcanzar este fin.
La integridad y complejidad del ser humano nos conduce pues, a reflexionar que los aspectos emocionales e intelectuales deberán formar parte de los esquemas educativos que operemos, ya que ambos se hallan comprometidos con toda adaptación humana.
De ahí que consideremos enfoques psico-pedagógicos en relación a la tendencia constructivista como la propuesta de Piaget en donde hablamos de conceptos fundamentales en la apropiación del conocimiento: la asimilación y la acomodación de los mismos o la zona de desarrollo próximo de Vigostky.
Finalmente el reto de escoger aquellos aprendizajes que resulten significativos así como el situar el aprendizaje, no se resuelve únicamente reduciendo esta noción a la trivialidad de ubicar una situación de aprendizaje en un ámbito concreto de problemas, más bien habrá que considerar aspectos inter-psicológicos e intra-psicológicos que pocas veces sabemos conjugar, de ahí que el desafío será entonces desarrollar esta competencia docente en vías de poder ofrecer estrategias adecuadas para el aprendizaje de nuestros educandos en donde ser considere el propio interés del alumno y la dinámica personal del maestro y del estudiante.
En conclusión el trabajo de Vargas nos hace reconsiderar que la materia prima de los docentes son seres humanos, y que la formación de profesionistas no está al servicio de las profesiones sino que éstas se deben a una sociedad en donde se obligan a encontrar el sentido de humanización del conocimiento.
Rotundamente no. La disposición del sujeto para la apropiación de éste así como el contexto socio-afectivo, influyen de forma determinante en la apropiación de conocimientos, cada ser humano es diferente y cada quien tiene diferentes metas educativas que lograr.
La concepción de aprendizaje que versa en la mayoría de los educadores, erróneamente se ha enfocado a ver y evaluar el grado o cúmulo de conocimientos que nuestros alumnos son capaces de captar, muchas veces de forma temporal cuando en el aprendizaje implica más que esto.
Como bien se menciona en el trabajo de Xavier Vargas, “El aprendizaje y el desarrollo de las competencias”, la nueva exigencia educativa consiste en desarrollar competencias y hacerlo a partir de aprendizajes significativos y situados en la realidad, de aquí la importancia de aplicar diagnósticos socio-educativos que nos permitan aterrizar la planeación pedagógica acorde a ésta.
Sabemos que al aprender, “el ser humano se transforma”, y esto es claro bajo cualquier contexto puesto que día a día las personas se apropian de conocimientos que posteriormente integramos a nuestro bagaje intelectual es decir, construimos continua y permanentemente conocimientos a partir de experiencias desde las más cotidianas hasta aquellas que nos exigen la aplicación de esquemas cognitivos complejos.
Así pues, llegamos a lo que muchos autores denominan “aprendizaje significativo” que si bien puede ser todo aquel que se adquiere de forma temporal o efímera, viene a significar un reacomodo en las estructuras cognitivas del individuo, luego entonces adquiere una significación, sin embargo dichos aprendizajes no pueden ser siempre significativos pues habrá que definir condiciones para que así sean como lo menciona Ausubel, de lo contrario cabría inicialmente el razonamiento de estarnos saturando de aprendizajes que no necesariamente sean representativos para satisfacer las necesidades de cada individuo.
Otro aspecto importante a considerar dentro de este contexto de los aprendizajes es ubicar los contenidos dentro de aquellas realidades que permiten la acción y a través de las cuales se pretende desarrollar unas determinadas competencias, lo que se ha denominado “aprendizaje situado”. Se trata de considerar: “1) el interés del estudiante por aprender algo; y 2) las posibilidades reales que tal estudiante tiene para acometer con éxito la tarea de construir un determinado conocimiento”.
Si bien es cierto que los aprendizajes de facto podrían ser inicialmente todos significativos, el situarlos dentro del interés del estudiante garantiza que sí lo sean, de ahí que reconsideremos el hecho de descartar aquellos que no cumplan ciertas “condiciones” o “atributos” para considerarlos de esta forma.
Ahora bien, dentro del contexto de la RIEMS, los aprendizajes representan un factor determinante para la adquisición de competencias, llámense genéricas o disciplinares, las cuales podemos interpretarlas como las capacidades para movilizar saberes “en un contexto determinado, en la acción y con éxito, para satisfacer necesidades, atender situaciones, resolver problemas, tomar decisiones y/o lograr objetivos” de ahí que se desprenda que "una competencia se reconoce al relacionar de manera adecuada los conocimientos previos con un problema” es decir, las pretensiones de nuestra labor docente deberán enfocarse en propiciar situaciones que contribuyan a la adquisición de competencias, pero para lograrlo debemos considerar múltiples factores que nos permitan alcanzar este fin.
La integridad y complejidad del ser humano nos conduce pues, a reflexionar que los aspectos emocionales e intelectuales deberán formar parte de los esquemas educativos que operemos, ya que ambos se hallan comprometidos con toda adaptación humana.
De ahí que consideremos enfoques psico-pedagógicos en relación a la tendencia constructivista como la propuesta de Piaget en donde hablamos de conceptos fundamentales en la apropiación del conocimiento: la asimilación y la acomodación de los mismos o la zona de desarrollo próximo de Vigostky.
Finalmente el reto de escoger aquellos aprendizajes que resulten significativos así como el situar el aprendizaje, no se resuelve únicamente reduciendo esta noción a la trivialidad de ubicar una situación de aprendizaje en un ámbito concreto de problemas, más bien habrá que considerar aspectos inter-psicológicos e intra-psicológicos que pocas veces sabemos conjugar, de ahí que el desafío será entonces desarrollar esta competencia docente en vías de poder ofrecer estrategias adecuadas para el aprendizaje de nuestros educandos en donde ser considere el propio interés del alumno y la dinámica personal del maestro y del estudiante.
En conclusión el trabajo de Vargas nos hace reconsiderar que la materia prima de los docentes son seres humanos, y que la formación de profesionistas no está al servicio de las profesiones sino que éstas se deben a una sociedad en donde se obligan a encontrar el sentido de humanización del conocimiento.
Hola Erika:
ResponderEliminarAnalizando tu trabajo me doy cuenta que asimilaste y comprendiste los conceptos teóricos-conceptuales planteados en las lecturas de esta semana. Estoy de acuerdo en tu conclusión al resaltar que la formación de profesionistas no está al servicio de las profesiones sino que estas deben estar al servicio de la sociedad.
En cuanto al análisis de tu aportación, encuentro parte de la respuesta a la pregunta planteada pero falta dar una respuesta concreta a lo misma, dejas claro que el aprendizaje es un proceso complejo pero y ¿la evaluación del aprendizaje?.
Hola Erika:
ResponderEliminarConsidero que estableciste concretamente nuestra función, como dices trabajamos con seres humanos los cuales se encuentran en una etapa de desarrollo que en la que se presentan en ellos una serie de cambios físicos y psicológicos diferentes a los de los adultos, por eso el situarlos en la realidad y motivar su interés resulta una labor delicada y concienzuda, coincido contigo en que la labor es desarrollar en los docentes las competencias adecuadas para que la planeación de las secuencias didácticas considere estos aspectos. Ese es el reto, porque ahora también nosotros estamos en la postura de aprender, porque "él que enseña también aprende" y el enfoque constructivista nos dice que el maestro también está generando sus propias competencias.Es claro que las propuestas pedagógicas son indispensables, por lo que considero que deben establecerse. Saludos.
Hola Fiscal:
ResponderEliminarAgradezco tu observación y sí, creo que olvidé incorporar un análisis referente a la evaluación de los aprendizajes, algo que necesariamente es una competencia docente en la que tendré que trabajar.
Saludos cordiales.