Si bien “la comunicación en el salón de clases se define como un conjunto de los procesos de intercambio de comunicación entre el profesor y el alumno y entre los compañeros entre sí, con el fin de llevar a cabo dos objetivos: la relación personal y el proceso de enseñanza-aprendizaje”, los nuevos tiempos nos demandan capacitarnos y ser competentes en estos procesos que en lo personal, poca importancia significaban.
La educación de hoy nos exige tener mejores relaciones de comunicación con nuestro alumnado, pero el primer paso para comunicarnos con ellos es precisamente escuchar realmente lo que dicen y para que esto se dé, se requiere prestar atención, estar receptivo y sensible a captar los pensamiento e ideas del estudiante y lograr que éste haga lo mismo en reciprocidad con el maestro, lo cual demanda actitudes y formas de expresión en el sentido de convivir y entenderse, lo cual nos habla de una “competencia” personal que como docentes requerimos pues el ámbito emocional recobra un sentido importante en la labor educativa de estos tiempos.
Igualmente es necesario que consideremos los períodos de interiorización por los que debemos atravesar sin que esto represente un desánimo por nuestra parte pues recordemos que precisamente estamos viviendo una reforma educativa que conlleva constantes estados de crisis que precisamos analizar y superar.
Asimismo, el proceso de mediación pedagógica implica que los maestros seamos capaces de explotar las potencialidades de los alumnos cuestión que ha de considerarse al aplicar herramientas de mediación acordes con la complejidad y pluralidad de los grupos y las inteligencias de los estudiantes y aquí se me antoja igualmente importante convertirnos en buenos motivadores.
Finalmente es cierto que el grado de conocimiento sobre nuestros pensamientos y creencias del saber pedagógico se verá reflejado en la tecnología y/o metodología que utilicemos como mediación, pero igualmente trascendente será el entendimiento de nosotros mismos como personas para poder formar personas. Los comportamientos no verbales son clara muestra de nuestra personalidad y aunque quizá no sea oportuna la reflexión en este momento, queda pendiente el saber ¿quiénes deberíamos o no ser docentes? … para mí “el hábito NO hace al monje”
Y como reflexión final me quedo con este material “los maestros asertivos establecen claramente lo que esperan. En este sentido para detectar problemas, actitudes y conductas posibles en los estudiantes le hablan, lo miran a los ojos, se dirigen a ellos por su nombre, quizá le dan muestras corporales de estima, etcétera. La voz del maestro es serena, firme e inspira confianza. No discuten lo justo de las reglas, las negocian, esperan cambios”.
La educación de hoy nos exige tener mejores relaciones de comunicación con nuestro alumnado, pero el primer paso para comunicarnos con ellos es precisamente escuchar realmente lo que dicen y para que esto se dé, se requiere prestar atención, estar receptivo y sensible a captar los pensamiento e ideas del estudiante y lograr que éste haga lo mismo en reciprocidad con el maestro, lo cual demanda actitudes y formas de expresión en el sentido de convivir y entenderse, lo cual nos habla de una “competencia” personal que como docentes requerimos pues el ámbito emocional recobra un sentido importante en la labor educativa de estos tiempos.
Igualmente es necesario que consideremos los períodos de interiorización por los que debemos atravesar sin que esto represente un desánimo por nuestra parte pues recordemos que precisamente estamos viviendo una reforma educativa que conlleva constantes estados de crisis que precisamos analizar y superar.
Asimismo, el proceso de mediación pedagógica implica que los maestros seamos capaces de explotar las potencialidades de los alumnos cuestión que ha de considerarse al aplicar herramientas de mediación acordes con la complejidad y pluralidad de los grupos y las inteligencias de los estudiantes y aquí se me antoja igualmente importante convertirnos en buenos motivadores.
Finalmente es cierto que el grado de conocimiento sobre nuestros pensamientos y creencias del saber pedagógico se verá reflejado en la tecnología y/o metodología que utilicemos como mediación, pero igualmente trascendente será el entendimiento de nosotros mismos como personas para poder formar personas. Los comportamientos no verbales son clara muestra de nuestra personalidad y aunque quizá no sea oportuna la reflexión en este momento, queda pendiente el saber ¿quiénes deberíamos o no ser docentes? … para mí “el hábito NO hace al monje”
Y como reflexión final me quedo con este material “los maestros asertivos establecen claramente lo que esperan. En este sentido para detectar problemas, actitudes y conductas posibles en los estudiantes le hablan, lo miran a los ojos, se dirigen a ellos por su nombre, quizá le dan muestras corporales de estima, etcétera. La voz del maestro es serena, firme e inspira confianza. No discuten lo justo de las reglas, las negocian, esperan cambios”.